martes, 13 de mayo de 2014

Crulic, camino al más allá



Anca Damian
Crulic, camino al más allá
2011 / Aquelarre-Cameo

El cine de animación ha tenido grandes escuelas en Europa del Este, en Polonia, las antiguas Checoslovaquia, la desaparecida Unión Soviética... Sin embargo, Rumanía llevaba más de dos décadas sin realizar ninguna cinta de cine animado, quizá debido a la larga transición y dura crisis que siguió a la revolución que derrocó al dictador Nicolae Ceaușescu (1918-1989).
El actual auge creativo y en festivales del cine de este país, recién integrado con plenos derechos en la Unión Europea, está permitiendo descubrir una manera de contar poco habitual, pausada, meditativa, con cierto gusto por el quietismo y una seca y a veces dura mirada hacia los problemas sociales (que siguen siendo muchos). En este dudoso club de la Europa depauperada, Rumanía sigue estando en el furgón de cola en cuanto a desarrollo y, sobre todo, en relación a unas administraciones que participan de manera aún deficiente para promover el bienestar de sus ciudadanos.
El caso de Crulic, camino al más allá, como digo, la primera película de animación en 20 años, está basado en un hecho real y tiene mucho que ver con lo que decía anteriormente. Se trata de la historia de Claudio Crulic (1975-2008), un rumano que a los 33 años viajó a Polonia en busca de trabajo o,quizá, huyendo de la apàtía de su país. Allí, en una desafortunada concatenación de circunstancias, fue detenido erróneamente acusado de robo, juzgado por ello y condenado a prisión. Sabiendo de su inocencia, Crulic escribió repetidas veces a su embajada solicitando amparo y defensa, pero esta hizo caso omiso de la petición y, en vista de ese silencio y como protesta, Crulic emprendió una huelga de hambre que, finalmente, le llevó a la muerte.


Este caso, real, transcendió a los medios de comunicación y provocó un escándalo mayúsculo en Rumanía y en las relaciones institucionales de este país con Polonia. La cinta narra un acontecmiento que, no perdiéndose en el olvido, servirá para agitar conciencias y, quizá, remover algunos cimientos de las anquilosadas estructuras burocráticas y administrativas del país de origen del protagonista.
Al margen de la denncia social que contiene esta película semidocumental, la realización técnica es sobresaliente. Su directora, Anca Damian, ha utilizado múltiples procedimientos de animación para llevarla a cabo: animación clásica mezclándola con el stop-motion, el collage fotográfico, los recortes de imágenes reales... Un alarde de montaje y de yuxtaposición de plásticas que imprimen un carácter árido y, a la vez, melancólico a esta magnífica película que, para muchos, sigue la estela de la premiada Vals con Bashir (Ari Folman, 2008), otra cinta de animación sobre la masacre de Sabra y Chatila en Palestina, pero que, por la realización llevada a cabo por Anca Damian, va mucho más allá y se convierte en una verdadera obra de arte.
Puedes ver el trailer de Crulic, camino al más allá pinchando aquí.
Javier Herrero

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