martes, 14 de enero de 2014

José Loygorri



José Loygorri
Dibujante Ard Déco
Textos de José Carlos Brasas Egido
Diputación de Valladolid, 2010


Un dicho dice que la curiosidad mató al gato. Puede ser. Pero hasta ese momento seguro que no dejó de descubrir mundos nuevos, olores atractivos, juguetes misteriosos, insectos divertidos...
Cuando se cumplieron 100 años del estreno de La malquerida, drama del premio Nobel español Jacinto Benavente, publiqué en el blog Déjame pensar otra vez (ver aquí) la imagen de la portada de la edición de dicha obra como homenaje pasajero al centenario. Aquí es donde viene lo de la curiosidad con la que iniciaba esta crónica. La cubierta de este librito tiene una estupenda ilustración de un artista que no conocía y, habida cuenta de la defectuosa impresión y el deterioro del ejemplar por el paso del tiempo, no lograba descifrar la pequeña firmita de la imagen. Tirando de internet y buscando posibilidades combinatorias llegué al apellido correcto del artista.
Todo un (re)descubrimiento: José Loygorri, que en su época fue un muy reconocido ilustrador de portadas de revistas como Blanco y Negro o La Esfera, donde se codeó con los grandes artistas de la ilustración española. Además, fue colaborador habitual de novelas eróticas muy del gusto de la época, como La Novela Pasional, publicadas en un formato parecido a las colecciones de Teatro Moderno (y editada asimismo por Prensa Española). Al margen de la calidad mayor o menor de los textos que contenían (y algunos fueron escritas por autores de gran prestigio e incuestionable valía literaria), estas pequeñas publicaciones (como los semanarios ilustrados) sirvieron además como soporte gráfico para un conjunto de ilustradores extraordinarios que contribuyeron a crear una escuela modernista y art déco en dicha profesión: Rafael de Penagos, Mel, Ochoa, Vázquez Calleja, entre otros.


Uno de ellos fue precisamente José Loygorri Pimentel, nacido en fecha desconocida a finales del siglo XIX en Valladolid, y que llego a convertirse en uno de los ilustradores del grupo que críticos e historiadores ha venido a denominar como movimiento del art déco español. Un artista que pasaba de la solemnidad de las imágenes que creba para la imprenta católica La Voluntad (que el mismo dirigió), al desenfado, el gusto por la vida y el costumbrismo de las portadas para Blanco y Negro y La Esfera o a las pícaras miradas de las mujeres de las novelas eróticas, tan divertidas, cachondas y simpáticas vistas casi un siglo después.
También fueron famosos sus retratos de tipos populares y sus agufuertes de monumentos españoles, a los que se dedicó, junto a la fotografía, en los años posteriores a la Guerra Civil, dejando casi de lado la ilustración. Llegó a ser presidente de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid entre 1954 y 1960 y trabajó con pasión en una agencia de publicidad de Madrid y en los estudios fotográficos Ballesta, sitos en la calle del mismo nombre (y dudosa reputación) de la ciudad. Falleció en la capital en una fecha desconocida alrededor de los años setenta del pasado siglo.
Este libro, editado por la Diputación de Valladolid, homenajea a su paisano reproduciendo muchas de sus hermosas ilustraciones, catalogando sus portadas e imágenes publicadas (entre las que no se encuentra la portada del librito que me animó a conocer a este artista). José Carlos Brasas Egido escribe una semblanza sobre Loygorri en su contexto y en relación con los artistas de su época. Un hermoso libro que recupera la figura de un artista quizá más olvidado de lo que merece su calidad (como, por otra parte, le ha ocurrido a tantos y tantos artistas de todas las disciplinas a lo largo de la historia).
Javier Herrero

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