lunes, 10 de diciembre de 2012

M, el vampiro de Düsseldorf

Fritz Lang
M, el vampiro de Düsseldorf
1931 (Divisa Home Vídeo)

Un sobrecogedor sádico criminal, Peter Kürten (1883-1931), estremeció el corazón de los habitantes de la ciudad alemana de Düsseldorf entre finales de 1929 y principios de 1930. Sospechoso de haber intentado forzar a una mujer, acabó confesando más de 90 crímenes, iniciados a la tempranísima edad de nueve años cuando sintió la necesidad de matar y de excitarse con las llamas y la sangre. Fue tal el revuelo provocado por este sanguinario personaje que no dudó en matar a varias niñas de manera violenta, que los psiquiatras trataron de extraer de su comportamiento y sus declaraciones a lo largo del juicio todas las explicaciones posibles antes de que fuera guillotinado como consecuencia de las cuatro sentencias a muerte a las que fue condenado.


Un año después de la detención de Kürten, el cineasta Fritz Lang (1890-1976) estrenó M (en España, subtitulado como El vampiro de Düsseldorf), con un guión inspirado claramente en este criminal, aunque con un desarrollo argumental con muchas libertades cinematográficas. El protagonista, Peter Lorre, consiguió con este papel de sádico desalmado y descontrolado, una de esas pocas cotas de excelencia interpretativa, lo que le abrió las puertas de París, Londres y, por fin, de Hollywood, donde desarrolló una notable carrera llena de éxitos. Para muchos, como Alfred Hitchcock, Lorre plasmó a la perfección el rol de asesino psicópata y aún hoy día es referente en la interpretación de este tipo de papeles en el cine contemporáneo.


En un principio, Lang quiso llamar a la película M. Asesinos entre nosotros, pero el imparable ascenso de los nazis en la sociedad alemana obligó a reducir ese título, con una alusión metafórica a los nacionalsocialistas que acaparaban el poder con prácticas poco éticas y muy violentas.
Fue la primera película de Lang y, con gran maestría, utilizó como siniestro leitmotiv de los asesinatos una conocida melodía silbada por el criminal, que reproduce el cuarto movimiento de la Suite Nº1, Op. 46, de Peer Gynt, obra compuesta por el noruego Edvard Grieg. (escucha la melodía).


Lang se tomó libertades de guión situando al asesino convulso entre dos frentes perseguidores. Uno es, lógicamente, la policía, que efectúa redadas contínuas por todos los rincones de la población, con especial atención a los lugares más sórdidos (llegó a tener en la realidad cerca de 900.000 sospechosos). El otro perseguidor del asesino es el hampa, el submundo criminal de la ciudad que, aunado como un gremio, reconoce que mientras sigan cometiéndose esos asesinatos tan mediáticos, la policía no va a dejarles desarrollar su labor delictiva con tranquilidad, por lo que deciden localizar y capturar a M y llevarlo a juicio (cuyo resultado es bien previsible). Un juicio surrealista llevado a cabo por la mafia, los truhanes, las prostitutas y los mendigos, donde el asesino (con una fabulosa interpretación de Peter Lorre) hace una declaración de principios, donde muestra sus pulsiones, miedos y debilidades que le impulsan a cometer los crímenes, sentando así las bases dl perfecto criminal psicópata en el cine.
La edición en dvd que presenta Divisa es la última restauración de la película que recupera el montaje original del director con una calidad de imagen estupenda. Además, incluye un segundo dvd con la versión inglesa, descubierta recientemente por el British Film Institute, en la que, sin el consentimiento de Lang, se filmaron nuevas escenas (a veces con los mismos que utilizó el director y en otras con diferentes actores) y se le incluyó un final de tono más optimista. Entre los diversos extras que incluyen los discos sobre actor y director y sobre las distintas versiones, se incluye un muy interesante artñiculo sobre la vida real de Peter Kürten, el verdadero asesino en el que se inspira la historia. Un relato tan espeluznante que casi se convierte en una premonición de los horrores que vería Europa pocos años después con Hitler en el poder.
Puedes ver el trailer de M, el vampiro de Düsseldorf pinchando aquí.
Javier Herrero

Addenda
Como complemento a esta crónica, no quiero dejar pasar la oportunidad de hablar de una de esas joyas casi desconocidas del cine español que tiene un argumento similar al de M, el vampiro de Düsseldorf. Se trata de El cebo (1958), dirigida por Ladislao Vajda (1906-1965) en Suiza, con actores extranjeros. El cebo tiene las mismas trazas de la cinta de Fritz Lang y también de otra película única, La noche del cazador (1955), la única película dirigida por Charles Laughton, una obra maestra en la que las pesadillas se confunden con el cuento y el terror (con niños de por medio).
Aunque El cebo es todavía más curiosa, dado que fue rodada en España en una época en la que eran poco habituales este tipo de producciones. Ladislao Vajda, autor de la inmortal Marcelino, Pan y Vino (1955) y de Mi tío Jacinto (1956) contó con Heinz Rühmann en el papel del comisario Matei, que persigue a un psicópata criminal obsesionado por las niñas jóvenes, entre las que se encuentra la joven María, a la que utiliza como cebo para atraer al asesino (interpretado por un estremecedor Gert Fröbe) que las que atrae con dulces y trucos de magia. Cuenta además con un papel magnífico Michel Simon, hundido por ser sospechoso de los asesinatos.
No puedo dejar de recomendar esta historia emocional y familiar de un psicópata y de la investigación policial que busca detener sus crímenes y que está narrada con tintes expresionistas a la forma de un cuento clásico, con el estilo frío y despiadado de la Caperucita Roja, en la versión original de Charles Perrault.
Puedes ver una secuencia de El cebo pinchando aquí.
J.H.

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