jueves, 19 de julio de 2012

Shame


Steve McQuenn
Shame (2011) Cameo

El hastío. Exactamente eso. En una ciudad impersonal que se nutre con los retos, las competiciones, con lo indómito. Nueva York es protagonista y símbolo de una sociedad decadente que, llena de riquezas, se hunde en la desolación de la soledad, de la fugacidad y de la volatilidad.
Brandon (Michael Fassbender) es solitario, es onanista, no quiere ningún tipo de compromiso, quizás por miedo al otro, quizás por inseguridad en sí mismo. Es más, tiene serios problemas de convivencia con la sociedad. No se encuentra bien en el mundo y, no se encuentra bien, encerrado en su propia piel, pese a que goza de un buen estatus socioeconómico y laboral. En una huída de su propia conciencia (¿quizás de sus recuerdos?), encuentra refugio en la prostitución, en los chats pornográficos, en la masturbación. No sabe ser si no es perdiéndose de sí mismo. Es un cadáver social, un alma penante, un zombi de las relaciones personales.


Su hermana Sissy (Carey Mulligan) no ha tenido buenas experiencias y le pide a Brandon que la acoja en su casa por un tiempo. Lo hace, pero a regañadientes, temeroso de que esta intromisión en su desangelado mundo pueda atentar a su voluntaria lejanía de la normalidad social que circula fuera, en la ciudad.
La desolación. Es lo que parece orbitar en todo lo que se vive en Shame, una película de sexo y soledad. El miedo atroz de Brandon a asumir la responsabilidad de vivir con conciencia de querer estar vivo le hunde en una tristeza profunda, en un infierno en el que se convierte en un individuo solitario en el centro de una ciudad con muchos millones de personas, las más viviendo una vida convencional, pero muchas (muchas) carentes de afecto, compañía, amistad y ternura.


Michael Fassbender borda un trabajo complejo, muy arriesgado y valiente, en el que los silencios dicen más que las palabras, en donde las miradas están más cargadas de vacío que de comunicación. Steve McQueen, realizador, guionista y escultor británico, autor de Hunger (2008), se descubre como un carácter que muestra crudamente un universo de emociones fuertes, muy significadas en Shame, que ha escrito en colaboración con Abi Morgan, y que ha contado con la pausada y lenta banda sonora compuesta por Harry Escott, muy adecuada para la desolación que se transmite en la cinta. Además (gran acierto), el piano mestro de Glenn Gould interprerta alguna de las Variaciones Goldberg de dos Preludios y fugas de El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach, para acabar de cerrar el círculo de emociones. Al que hay que incluir, cómo no, la soberbia interpretación que hace Carey Mulligan. que interpreta a la hermana del protagonista, cantante de jazz, de la famosa canción New York, New York.
Shame es una película incómoda a la vez que hermósa, tan difícil como emotiva, de mirada cruenta y gran sensibilidad en los personajes. Pero, como siempre que aparece el sexo en escena, algunos la han puesto en la picota por escandalosa (como pudo ser escandalosa, en su momento, una película tan dolorosa y cruda como El último tango en París (1972) de Bernardo Bertolucci). Pero Shame, realmente, sencillamente, no trata más que del sexo como uno de los elementos que intervienen en la vida de los humanos, como algo que nos diferencia del resto de animales, como algo que nos confunde y nos alimenta.
Puedes ver la interpretación de la canción New York, New York que realiza Carey Mulligan en Shame pinchando aquí.
Puedes ver el trailer en español de Shame pinchando aquí.
Javier Herrero

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