martes, 20 de marzo de 2012

Roman Polanski


Roman Polanski
El cuchillo en el agua (1962), Repulsión (1965), Cul-de-Sac (1966)
Avalon-Fnac-Cameo, 2012

Si algo tienen en común casi todas las películas del realizador francés de origen polaco Roman Polanski es la situación de angustia, de encierro y de opresión en las que suele situar a los protagonistas de las mismas. Incluso en su última cinta, todavía en cartel, la estupenda Un dios salvaje (Camage), basada en la obra de teatro de Yasmina Reza, tiene a los protagonistas conversando interminablemente en una habitación como si fuera una encerrona claustrofóbica de carácter psicológico.
En cualquier caso, el cine de Polanski siempre atrae la atención por su eficaz puesta en escena, su indudable maestría del lenguaje cinematográfico y su extraordinaria capacidad para dirigir actores, entre los que se cuela de cuando en cuando haciendo algún cameo más o menos importante. Es autor de alguna obra maestra como La semilla del diablo (Rosemary's baby, 1968), con la que se estrenó en Hollywood, o la perturbadora intriga Chinatown (1974), con Jack Nicholson en uno de los mejores papeles de su carrera. Su filmografía se ha forjado en una gran variedad de géneros, sin perder por ello esa esencia personal que pone en la angustia y el encierro su gran baza, sin olvidar la deliciosa parodia del cine de terror, El baile de los vampiros (The fearless vampire killers, 1967) o la simpática comedia de aventuras Piratas (Pirates, 1986), o las poco conocidas Que? (1973), surrealista y alocada, o la perturbadora El quimérico inquilino (La locataire, 1976), en la que se guarda para sí mismo el papel protagonista. Con Kenneth Tynan en el guión, dirigió en 1972 una adaptación de Macbeth y tocó la novela romántica con Tess (1979), basada en la novela de Thomas Hardy, que supuso un gran éxito de crítica y público y al gran Dickens en su estupenda adaptación de Oliver Twist (2005). Conjuró sus fantasmas del pasado en dos cintas muy diferentes, el desasosegante e intenso duelo entre una mujer (Sigourney Weaver) y su torturador (Ben Kingsley) en La muerte y la doncella (Death and the maiden, 1994) y la multipremiada El pianista (The pianist, 2002) sobre el gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. Tras habernos puesto el corazón en un puño con a intriga Frenético (Frantic, 1988), en 2010 volvió a sorprender a todos con otra intriga, esta de carácter poítico: El escritor (The gostwriter).
Es evidente que esta carrera de éxitos tiene unos inicios, y Polanski demostró ya desde entonces que tenía un don especial para crear momentos muy especiales en el cine.
Su primera película, El cuchillo en el agua (Nóz w wodzie, 1962) logró el Premio Internacional de la crítica en el Festival de Venecia y fue nominada a los Oscar como Mejor Película Extranjera. En ella planteó una trama con un matrimonio que viaja de fin de semana para pasar un par de días navegando en un yate y se encuentra con un joven al que invitan a acompañarles. La presencia de este personaje en un ambiente tan claustrofóbico como un barco provocará un gran desconcierto en la pareja y creará una situación insostenible-
La segunda película, Repulsión (1964) es un auténtico tour-de-force cinematográfico. En ella, Catherine Deneuve interpreta a una mujer joven que sufre un profundo síndrome paranoico. Al tiempo que siente una gran atracción hacia el sexo opuesto, hay algo en su interior que la lleva a recelar de los hombres hsta el punto de convertir su vida en una auténtica caída a los infioernos de la esquizofrenia, con un inquietante y espeluznante final. Un difícil papel para Deneuve sobre la locura que logró el reconocimiento en el Festival de Berlín, logrando un Oso de Plata, además del Premio Fripesci para la película.
En su tercera película, Cul-de-Sac (1966), titulada en España Callejón sin salida, vuelve a recurrir a los espacios cerrados y agobiantes. En una pequeña isla inglesa, un atípico matrimonio pasa sus vacaciones aislado viviendo en un castillo. Inesperadamente, con la marea baja, llegan dos gansters que huyen de la justicia, uno de ellos moribundo. El otro, soez y cruel, les hace la vida imposible y convierte las vacaciones de la pareja en un verdadero suplicio, no exento, como es habitual en el cine de Polanski, de humor negro y corrosivo. Con esta cinta, que obtuvo el Oso de Oro en Berlín, contó con un estupendo y expresivo Donald Pleasence haciendo el papel del melindroso marido, con la bellísima Françoise Dorléac, muy adecuada en el papel de la desenfadada y alocada mujer, y con un sórdido Lionel Stander en el papel del ganster sucio y grosero que oprime la vida de la pareja. Una especie de fábula al modo de Esperando a Godot, en la que el gaster y la pareja esperan continuamente una solución a sus problemas que nunca llega.
Tres estupendas películas filmadas en blanco y negro que se recuperan con un nuevo master en alta definición y que, además, incluyen en sus extras algunos de los primeros cortometrajes del realizador francés, tan difíciles de encontrar y que supusieron el inicio de una carrera fulgurante de uno de los grandes nombres del Séptimo Arte.
Puedes ver el cortometraje Dos hombres con un armario
(Dwaj ludzie z szafa,1958) pinchando aquí.
Javier Herrero

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